Adriano, un emperador distinto

Publio Elio Adriano nació el 26 de Enero del año 76 d.C en itálica, y fue adoptado por Trajano a la edad de ocho años. El 10 de Julio del 138 murió en Bayas, siendo sucedido por su hijo adoptivo Antonino Pío. Fue emperador del Imperio Romano desde el 117 hasta el 138. Fue el sucesor en el trono de su padre adoptivo Trajano. Durante mucho tiempo fue visto como el hombre que traicionó el legado de su antecesor Trajano, cuyas últimas conquistas abandonó. Antes que iniciar nuevas aventuras bélicas, Adriano, un emperador con inquietudes culturales, prefirió consolidar los límites del imperio y favorecer la prosperidad de sus gentes.
Toda la vida de Roma había girado en torno a la guerra. Estaba tan profundamente enraizada en la vida de la urbe que se convirtió en el principal factor de la política romana durante la república.
Adriano renunció a la guerra porque estaba convencido de tener que fijar unos límites al Imperio. Sus veinte años de reinado significaron una especie de refundación del Imperio Romano. Adriano sentó las bases de la monarquía y con ello aseguró su pervivencia hasta las reformas de Diocleciano, en el siglo IV.
Adriano también rompió con la costumbre de no recorrer los territorios gobernados y se convirtió en un viajero empedernido. Antes de subir al trono ya había recorrido gran parte del Imperio. Su llegada al trono no le hizo cambiar sus costumbres, y durante su reinado recorrió prácticamente todo el Imperio en tres grandes viajes.
El emperador, en sus viajes, fundó ciudades y ayudó a restaurar otras. Para Adriano toda excusa era buena para fundar una ciudad, incluso la caza de un oso. Así nació Hadrianuteras, por ejemplo. Nunca en el mundo antiguo hubo tantas en ciudades como en Roma y nunca hubo un emperador tan atento como Adriano.
A lo largo de sus viajes, Adriano también pudo profundizar en su primera e impopular medida de gobierno: no sólo parar la guerra, sino renunciar a las
conquistas Orientales de trajano. Adriano situó los límites del Imperio en el Rin, el Danubio, el Eúfrates y el desierto del Sahara. Por donde el emperador pasaba, empezaban las obras de fortificación de las fronteras. Empezó en Germania, siguió por Britania, donde construyó el moro de Adriano. Finalmente en África se empezó una gran fosa. Con estas obras se pretendía alejar al Imperio del mundo exterior. Las reformas administrativas realizadas por Adriano permitieron a sus sucesores gobernar el Imperio sin acometer aquellos agotadores viajes que él emprendió. El servicio de correos y la administración se reformaron para que las órdenes imperiales llegaran a todos los rincones en el mínimo tiempo posible.
Adriano fue un hombre muy inteligente. Pretendía tener conocimientos de poesía, arquitectura, astrología, filosofía y otras muchas.
Adriano estaba casado con Vivia Sabina considerada una de las emperatrices más queridas de la historia del Imperio. Algunas fuentes dicen, que su esposo la empujó a suicidarse en el año 136. Uno de los grandes secretos de Adriano, era su homosexualidad. Tuvo un amante, Antinoo, cuya muerte sumió al emperador en una gran depresión. En su memoria levantó la ciudad de Antinópolis.
La repentina muerte del hijo de Adriano en el año 138, hizo que Adriano adoptara a Antonino Pío. Tras acceder al trono en el mismo año en que fue adoptado, mantuvo hasta su muerte en el año 161 la paz y la estabilidad heredada por su antecesor.

FUENTES:
Información sacada de la revista "historia" y de wikipedia
ENLACES DE INTERÉS:
http://enciclopedia.us.es/index.php/Publio_Elio_Adriano
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/4425.htm
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/adriano.htm




0 Responses